Tanto la vida como la obra de Katherine Mansfield tienen un halo de perseverancia impuesto por el azaroso derivar de las experiencias cotidianas. En los pliegues de la aparentemente tranquila vida familiar, el movimiento perpetuo, el nomadismo, los viajes, el impulso pertinaz insatisfecho del conocimiento y del amor, el hambre de conocimiento de la condición humana, invaden cualquier segundo de paz.
Tanto la vida como la obra de Katherine Mansfield tienen un halo de perseverancia impuesto por el azaroso derivar de las experiencias cotidianas. En los pliegues de la aparentemente tranquila vida familiar, el movimiento perpetuo, el nomadismo, los viajes, el impulso pertinaz insatisfecho del conocimiento y del amor, el hambre de conocimiento de la condición humana, invaden cualquier segundo de paz.