Un compromiso cultural

Todo empezó en 1967, cuando el matrimonio formado por Ángel Gil y Tinuca Soto fundó una pequeña librería Santander. Ese día nació GIL, un espacio que hoy cuenta con un fondo editorial de más de 30.000 títulos y cuyo papel cultural se evidencia en sus dos principales funciones; por un lado atender a los lectores, y por otro, servir de escenario para esa comunidad literaria que se genera en torno a las actividades que programa cada semana en sus dos sedes. 

De aquel primer local, en la actualidad Gil mantiene abiertas dos librerías en la ciudad que atienden cuatro de los hijos del matrimonio fundador: Ángel, Maleni, Paz y Jesús. Ellos velan porque siga vivo el compromiso cultural que tenían sus padres con la ciudad y lo hacen desde los dos espacios: en la de la Calle San Fernando, que abrió en 1998 y donde comenzaron a convocarse los primeros encuentros que transformaron la librería es un espacio cultural, y la Plaza de Pombo, donde desde 2005 se da continuidad a la ingente actividad cultural que con el tiempo se ha ido generando en torno a las siglas Gil. Porque es allí, en Pombo, en sus dos plantas y su espacio abierto a una gran plaza pública, donde, desde entonces, se realizan proyectos relacionados con el mundo del libro del ámbito local y nacional, como presentaciones de libros, encuentros con autores, debates, muestras bibliográficas, conciertos o exposiciones de arte y fotografía, actividades para niños, talleres y lecturas públicas.  

La labor cultural de la librería ha ido más allá de los límites del escaparate y Gil ha impulsado y participado en proyectos que han alimentado su compromiso fundacional desde otras perspectivas a lo largo de estos años. Así, en 2001, la librería celebró el Año Internacional de las Lenguas y ha participado iniciativas de la Fundación Santander Creativa como Bilbao-Santander (que establece sinergias entre las dos capitales vecinas); Leyendo Santander (que fomenta la participación ciudadana en el debate a través de la publicación de pequeños ensayos). Ha impulsado la feria 'Fieramente Independiente', una muestra de editoriales independientes con varios congresos en el Centro Botín, y que recomienda títulos durante todo el año en las mesas de la librería; también ha creado el ciclo 'Leer Pensar Filosofía para jóvenes y niños', así como el encuentro con traductores 'La palabra en versión original', que reunió durante varios años a los principales traductores de nuestro idioma en la capital cántabra.

El diálogo cultural ha llevado a la librería Gil ha colaborar con la feria de arte contemporáneo ArteSantander, que suma ya 30 ediciones, con un stand de venta de libros en la misma feria, y media docena artistas plásticos han hecho una residencia en la librería de Pombo. En fotografía, Gil ha trabajado con PhotoEspaña, albergando actividades derivadas de la cita, así como con el Festival de Cine de Santander, propiciando encuentros entre directores y productores con los lectores de la ciudad. En el capítulo musical, la librería abre sus puertas a los intérpretes, ya que, todos los meses, acoge una audición de los alumnos del Conservatorio Jesús de Monasterio de Santander.

Además, por primera vez este año, ha impulsado y creado una exposición en la Biblioteca Central de Cantabria con una gran repercusión entre el público que la ha visitado: '¡TOC, TOC! 50 años del libro ilustrado en España'. 

Una librería de fondo

Gil es una librería de fondo, con interés en la narrativa, el ensayo y la poesía, y que hace especial hincapié en el apoyo a las editoriales pequeñas, independientes y alternativas, y a las hispanoamericanas, fundamentalmente argentinas, chilenas y mexicanas.

En los últimos años han crecido secciones de otras narrativas, que cuentan con el apoyo cómplice de un notable grupo de seguidores, con los que intercambia información y conocimiento para seguir creciendo y aprendiendo. 

El público infantil y juvenil tiene un protagonismo fundamental en la librería Gil, ya que, con los años, se ha especializado en literatura para los más pequeños, con el fin de mantener un fondo amplio y continuo que se alimenta buscando e incorporando títulos de calidad visual y narrativa, tanto de editoriales nacionales como extranjeras, haciendo énfasis en los álbumes ilustrados en otros idiomas y en aquellos libros singulares y diferentes que resultan atractivos para el personal de la librería, y por tanto, para el lector al que conocen y tratan desde cerca, guiándole en sus elecciones al conocer sus gustos. Por último, en las estanterías de las dos librerías, el cómic, y sobre todo la novela gráfica, también tienen su espacio, y el fondo año tras año va aumentando.  

Entre todos los géneros y edades, se completa así la oferta literaria de un espacio cultural que va más allá de vender libros o prescribir lecturas. Porque lo más importante para la librería Gil desde su fundación en 1967 es leer; leer mucho para poder recomendar, escuchar y compartir, servir de transmisión de conocimiento entre los lectores y aprender de los demás. De ahí que desde los inicios esté asociada al Gremio de Libreros de Cantabria y posteriormente a Cegal, con viajes a ferias nacionales e internacionales, y a cursos y congresos; aprendiendo y mejorando la sección de infantil y juvenil gracias a pertenecer al Club Kirico y a visitar librerías especializadas y o ferias especializadas como la de Bolonia. Ese aprendizaje motivó la creación de una pequeña editorial de álbumes ilustrados con autores que entonces no eran conocidos en España y ahora son indispensables como Chris Haugthon o Jon Klassen.

Y en 2013 recibió el Premio Nacional a la mejor librería cultural.

Hoy en día, la librería es un lugar de encuentro y conforma una gran comunidad que trasciende el horario comercial al haberse transformado en una actitud, la del compromiso cultural que impulsaron Ángel Gil y Tinuca Soto cuando todo estaba aún por escribirse.